lunes, 28 de febrero de 2011

El lenguaje es fundamental para un buen desarrollo mental

Saludos a nuestros lectores, en esta ocasión tratará un tema fascinante, veremos la forma en que el lenguaje estructura (construye) nuestra forma de pensar, nuestra psiqué.

Sabemos que en la vida, actuamos dependiendo de la forma en que pensamos, también sabemos que la forma en que pensamos determina nuestra visión del mundo. Pero la manera de pensar tiene que ver con la manera en que nos comunicamos desde el nacimiento e incluso un poco antes.

Cuando se concibe a un bebe ocurre un proceso de desarrollo principalmente nervioso, es decir; que el cerebro y la medula espinal son las primeras estructuras en formarse, por lo tanto podemos percibir estímulos desde muy temprana edad –in útero-, es cierto que no existe forma de comprender estos estímulos, en esos momentos no se pueden interpretar, se requiere de algo más para hacerlo, algo como el lenguaje. 

Es importante enfatizar que el ser humano es un ser de filiación de lenguaje, nuestras más finas y complicadas relaciones se darán a través del lenguaje. Después del nacimiento se desarrollará  el sistema nervioso, el sistema muscular y óseo, pero al mismo tiempo se desarrollan las capacidades y las habilidades que nos convierten en individuos, la principal actividad en la que ponemos a prueba nuestro cuerpo, nuestras funciones, es la relación que se tiene con la madre o quien la sustituya, es a través del cuerpo de esta madre que nuestro cuerpo comienza a individualizarse.

Cuando el bebe olfatea el aroma, siente la textura, la temperatura, incluso la rigidez muscular o la relajación del cuerpo, el sabor de la leche y el alivio de saciedad de hambre; se establece una conexión de forma natural.  Ante nuestros ojos, el acto de cargar en brazos y alimentar a un bebé es de lo más cotidiano, pero esta interacción es fundamental para la futura forma de relacionarse del individuo con el mundo y otros individuos.

Cuando se realiza el acto de amamantar a un bebe, en cierto punto, el bebé mira a la madre, la mira directo en los ojos, y en un inicio el bebe solo puede ver su propio rostro reflejado en los ojos de la madre, por primera vez se conoce a sí mismo, aunque no puede ciertamente saber que se trata de él, pero tiene como referencia otra cosa, el rostro entero de la madre que es diferente de aquel reflejo, de alguna manera existe ya en esa situación, la posibilidad de caer en cuenta de que se trata de dos personas distintas, este es el inicio de la individuación. Si la madre habla durante el acto de amamantar o de bañar y vestir al bebé, este responderá de forma inevitable a tales sonidos, incluso el bebé tratará de responder con diversos sonidos y con el tiempo logrará en muy buen grado imitar los sonidos mismos que después se convertirán en palabras llenas de sentido.

Cuando las palabras y sonidos comienzan a tener sentido es también cuando el bebé se convierte en otra cosa, se convierte en niño y si todo sale bien se convertirá en un niño que acepte su nombre y por lo tanto la posibilidad de ser diferente de otras personas, y con esto el desarrollo de la personalidad que nos hace únicos. Si la relación con la madre no puede separar al bebe de ella (simbiosis), entonces ocurren un sinfín de problemas de interacción en situaciones futuras.

El bebé sano, como es de esperarse, comenzará a notar que si emite un determinado sonido la madre también tendrá una determinada conducta; un sonido puede comunicar a la madre que el bebe tiene hambre o que siente dolor o incomodidad, de manera sorprendente la madre puede interpretar y diferenciar los  sonidos del bebé, y por consecuencia otorgarle lo que requiere. El bebe se dará cuenta de ello y este tipo de relación se convertirá en un intercambio de demandas y deseos satisfechos e insatisfechos también. Podemos decir que en un principio, es el lenguaje no verbal, el que se encarga de la mayor parte del desarrollo mental del bebé. Pero es también con las charlas que tienen muchas madres con sus bebes, que le van introduciendo al mundo del individuo que al mismo tiempo le separan de la relación simbiótica con la madre. Y que es deseable, sano e indispensable que se dé esta separación, que el bebé llegue a ser niño y que se procure por si mismo, es decir, que encuentre la forma de satisfacer sus propios deseos. Se le enseñara a pedir, ya no con sonidos, quejidos y llantos, sino con palabras.

En los siguientes días continuaremos con los tipos de comunicación que se asocian a este desarrollo psíquico y su impacto, la forma en que el lenguaje puede dirigir y promover conductas sanas o patológicas.